En la Repùblica Argentina hay numerosos templos de diversas confesiones religiosas que tienen una arquitectura digna de todo elogio.
Muchos notables artistas de diversas áreas han plasmado su arte en ellas, dejando verdaderas obras de arte para la posteridad.
Serìa largo enumerar cuàntos son los templos en los que pintores, escultores, muralistas y otros dejaron su huella para las generaciones venideras.
Uno de los ejemplos màs conocidos y renombrados es el caso del famoso pintor Raùl Soldi (1905-1994), quien a lo largo de su larga, fructífera y famosa trayectoria realizò numerosas obras que lo han inmortlizado.
Fue el pintor de la cúpula del Teatro Colón de Buenos Aires, del templo de San Isidro de la ciudad de Buenos Aires y de muchas obras más.
Pero quizás su obra màs conocida es la que realizò en el pequeño Templo de Santa Ana en la localidad bonaerense de Glew, que en ese tiempo se llamaba “Cambaceres”.
Todo comenzó cuando una vecina del lugar de apellido Calvo donò el dinero para la construcción de un pequeño templo.
Pero acá trataremos sobre el pequeño templo de santa Ana, en la localidad de Glew. Lo que conocemos hoy como “Glew” se llamaba “Cambaceres”.
Raùl Soldi conocerà la pequeña localidad a través de una amiga que tenía un terreno en la zona. Cuando va por primera vez y descubre el templo con sus blancas y vacìas paredes habla con el entonces cura párroco, el Padre Jerònimo Kadlec y le ofrece pintar algunos frescos en esas paredes.
La propuesta lo entusiasmò tanto al Padre Jerònimo que se ofrece y termina siendo el ayudante de Soldi en la tarea que se había propuesto hacer.
Lo cierto es que comenzaron el trabajo y 23 años después la obra llegò a su fin, dando como resultado una tarea bellísima que al dìa de hoy sigue deslumbrando a visitantes tanto locales como de todas partes del mundo.
Foto gentileza Infobae
