En los tiempos que corren son cada vez más rápidos y notables los cambios en todos los ámbitos de la vida, y por supuesto la gastronomía no está exenta de esos cambios.
Desde hace ya varios años y cada vez con más ímpetu están cobrando fuerza las tendencias hacia lo que se dio en llamar la “gastronomía molecular”.
Día a día se crean nuevos métodos que buscan hacer de la cocina una experiencia que resulte única al paladar, y la cocina molecular es uno de los más conocidos, excitantes y difundidos.
La estudiante y chef Andrea Lozano, una de las más entusiastas seguidoras de este nuevo tipo de platillos gastronómicos, dice que la gastronomía molecular es conocida comúnmente como aquella cocina que introduce en su preparación diversos y variados elementos químicos, o combina aquellos elementos cuya composición molecular es compatible y no desentona, además de aprovechar los cambios naturales de los alimentos ya conocidos por medio de la tecnología que puede aplicarse a los mismos.
Y estos elementos son los que se han dado en llamar “aditivos”, y según la propia Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) son las sustancias que normalmente no son consumidas como alimentos ni tampoco son usadas como ingredientes básicos en los alimentos, ya sea que tengan o no valor nutritivo.
Su adición al alimento puede ser realizarse con algún fin determinado, previamente desarrollado y aprobado por las autoridades, en cualquiera de sus fases, producción, fabricación, elaboración, preparación, tratamiento, envasado, empaquetado, transporte o almacenamiento.
Y esta adición resulta al final del proceso como razonable e inequívocamente beneficiosa para el alimento, para el bien de quien lo consume y sin afectar sus características.
Sin dudas este nuevo tipo de alimentación, todavía “en pañales” pero con posibilidades ciertas de ayudar a alimentar al ser humano, es una muy buena noticia en tiempos en que la comida se está convirtiendo casi a diario en un gran problema a resolver por las autoridades de todo el mundo, ávido de poder alimentar adecuadamente a los miles de personas que lo habitan y que no siempre puedes satisfacer aún sus necesidades más elementales.
