A la mayoría de nosotros los árboles de nuestras ciudades nos pasan poco menos que desapercibidos.
Son casi un mero “adorno decorativo” que a lo sumo nos brindan sombra en épocas de altas temperaturas.
Qué equivocados estamos!!!
Nuestra dependencia con ellos para poder sobrevivir como especie humana y animal es total. Los beneficios que nos reportan los árboles de nuestras ciudades son muchos y esenciales.
Las especies vegetales en general y los árboles en particular producen oxígeno durante el proceso de fotosíntesis que realizan durante el día, y este oxígeno es ni más ni menos que imprescindible para la vida humana y animal.
Se calcula que alrededor de veinte árboles generan en el día la cantidad de oxígeno necesaria para que una persona pueda respirar durante ese lapso.
Además reducen la contaminación ambiental de varias maneras. Mejoran la calidad del aire que respiramos, con su aporte como ya dijimos de oxígeno, y aumentan la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, sin el cual el aire sería demasiado “seco” y casi irrespirable por su acción de deterioro en los pulmones.
Ellos necesitan para su metabolismo dióxido de Carbono (CO2), y este gas incompatible para la vida humana lo toman de la atmósfera, regalándonos a su vez el tan ansiado oxígeno.
Con su follaje pueden atrapar y eliminar gran cantidad de partículas tóxicas que se encuentran en suspensión en el aire. Se ha comprobado que un solo árbol es capaz de absorber los contaminantes que emiten diariamente 100 vehículos de combustión interna.
Reducen también la contaminación acústica de las ciudades, ya que una franja de diez metros arbolada reduce el ruido unos quince decibeles.
Regulan la temperatura ambiente, al refrescar el aire que los rodea y hacer que la misma llegue a bajar en verano entre 3 y 4 °C.
Contribuyen a disminuir el estrés, tan de moda en el mundo moderno, al brindar una visión estética muy positiva.
Como vemos son muchísimos los beneficios que los árboles nos brindan, por lo que sería muy bueno para todos nosotros luchar por su supervivencia y bregar para que cada día sean más los árboles que se planten en nuestras ciudades.