Reserva provincial Ría Deseado: una experiencia vernesiana en la Patagonia Argentina


Como sacada de una obra de Julio Verne, por su entorno de extrañas y diferentes formas, colores variados y siendo la única entrada del océano Atlántico en esta parte del continente, la Ría Deseado se erige como un escenario particular que expresa la amplia diversidad de hábitats propios de la meseta santacruceña, en sus casi 50 km de longitud. La ría, que se abre paso entre planicies al sur, queda, al norte, completamente resguardada por los importantes  cañadones que, ostentando una fabulosa paleta cromática, favorece el desarrollo de las especies faunísticas que moran en las islas e islotes allí existentes. Todo ello ofrece, en un sitio de particular belleza, tranquilidad y contacto pleno con la naturaleza, la posibilidad de múltiples actividades durante todo el año y para todas las edades.


COMO UNA “ISLA MISTERIOSA”, UN LUGAR DONDE LA NATURALEZA SORPRENDE

Recorrer los casi 50 km de longitud de la Ría Deseado es una oportunidad única de entrega a un medio natural, prácticamente sin modificación humana, para sorprenderse. Ya sea que se visite a pie, en bicicleta o en embarcación, cada paso es una llamada a los sentidos: la vista es la primera que se ve beneficiada por la particularidad del entorno que conjuga el azul del mar con distintas gamas de amarillos, entre suaves y fuertes, por la acción de los líquenes sobre las rocas volcánicas de tonos rojizos. La actividad de las especies de la fauna que allí se establece, ya sea transitoriamente o para reproducción, es perceptible también con el olfato y el oído, además de ofrecer espectáculos únicos por el comportamiento de los diferentes animales que allí se observan: las aves sobrevuelan las costas buscando alimento, los lobos marinos de un pelo, estrellas de la Reserva Provincial, salen del agua en busca del sol… A veces es posible ver ejemplares machos, de hasta 400 kilogramos, trepar sobre sus aletas hasta 15 metros de altura, o las hembras realizando fantásticas zambullidas. Los cañadones, producto de la erosión natural de la meseta, exponen el producto geomorfológico de millones de años, hasta el periodo jurásico. Todo ello provoca que el individuo supere su rol de espectador y se sienta acobijado, integrado, como un elemento más del paisaje, en tanto avanza como un cineasta que recopila todo lo que le rodea, haciendo del lente de su cámara no un muro, sino un portal. 

UN LUGAR, MÚLTIPLES ATRACTIVOS

La Reserva Provincial Ría Deseado sintetiza un amplísimo valor asociado a la naturaleza. En su trayecto, que se extiende desde el cañadón Giménez y que culmina en el sector denominado Paso Marsicano, abrazada por grandes acantilados y elevaciones sinuosas que van volviéndose cada vez más tímidas hacia la localidad de Puerto Deseado.

En toda la ría, el paisaje es el elemento preponderante, conjugando sus propiedades con las condiciones de vida de la fauna que en él habita y las particularidades del ambiente evidentes en su flora. Recorrerla es una invitación a explorar un entorno natural en su más amplia pureza, penetrando rincones poco visitados y descubriendo en ellos lo que tienen para contar. No importa la edad ni cómo se realice, la Ría Deseado se predispone siempre para ser descubierta, mostrando, cada vez, algo nuevo a los sentidos del visitante que impacta y regocija para mejorar el estado de bienestar.

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