La salud del corazón en verano

Durante el verano con el clima de calor extremo, se aumenta el riesgo de deshidratación y la posibilidad de sufrir la vasodilatación arterial con la consecuente hipotensión (baja de la presión arterial).

La mayoría de las Fundaciones cardiológicas en el mundo sugieren algunas medidas de prevención que ayudarán a los pacientes cardíacos o a aquéllos que no lo sean a mantener el corazón sano y la función cardíaca dentro de límites normales.

Entre estas medidas podemos mencionar

  1. Un desayuno de los llamados “mediterráneos”, rico en cereales integrales, con vitaminas y fibras, y frutas de temporada con lácteos preferiblemente descremados.
  2. Un saludable paseo por la playa o por una zona soleada pero fresca, preferentemente temprano por la mañana. Esto es primordial para los enfermos cardíacos, porque un “golpe de calor” puede ser el comienzo de un infarto al miocardio. Caminar por la playa provoca en la planta de los pies un masaje muy beneficioso para los sistemas nervioso y circulatorio.
  3. Es bien conocido el beneficio de la ingesta de al menos 2 litros de agua o bebidas no alcohólicas, gasificadas ni demasiado azucaradas al día para mantener hidratados todos los tejidos corporales.
  4. Nadar en el mar o en un espejo de agua dulce, controlando la temperatura corporal y del agua, es uno de los mejores ejercicios cardiovasculares. El agua de mar aporta por ósmosis una buena dosis de minerales benéficos para el organismo. Si el agua es muy fría, por debajo de 22°C, puede producir espasmos, estrechamiento de las arterias, sobre todo las coronarias, y eventualmente una peligrosa angina de pecho.
  5. Disfrutar de una tranquila comida al aire libre, y si se puede lo ideal es consumir la mayor cantidad posible de pescados a las brasas o a la plancha, especialmente pescados de mar, los llamados “azules” como el bonito y el atún, ricos en ácidos omega 3 que ayudan mucho a reducir el colesterol. En cuanto a las infusiones tratar de no exagerar en el consumo de café ni té común.
  6. La “siesta” después de almorzar, aunque no supere los 30 minutos, ayuda a recuperar fuerzas para el resto del día y estabiliza los niveles de fluidos en el cuerpo.
  7. Un baño de Sol por la tarde, después de las 16 hs. Y por un período de unos 30 minutos, incorpora el 90% de la vitamina D que necesita el organismo para prevenir hipertensión, ataques cardíacos y enfermedades metabólicas como la Diabetes.
  8. Finalmente, una buena ingesta de verduras frescas en la cena proporcionan al organismo las fibras y las vitaminas esenciales para el buen desarrollo de la vida humana.

Según palabras textuales del prestigioso cardiólogo español Juan Manuel Escuder Villa, “en definitiva, se puede disfrutar del verano siguiendo unas simples recomendaciones cardiosaludables y usando el sentido común. Es el tiempo de hacer actividades diferentes y saludables pero sin perder los hábitos sanos del resto del año”.

José Luis Venturino para El Portal de la Esperanza

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